Cada mañana es una vivencia cargada de novedades. El saludo se repite, llegó a su dormitorio, y abre sus brazos, esperando el abrazo de la confianza, la seguridad y la alegría. El saludo de “Gracias Jesús, gracias María, gracias José”, parecen simples repeticiones, pero la calidez de su abrazo de oso, señalan la novedad de cada saludo.
Mas, mi corazón tiembla: de alegría por un lado, y por otro, de una cierta espera sin aparente respuesta. Aquí las palabras de Henri Nouwen, en su libro “Camino a casa”. Cobran vida y tranquilizan mi espíritu, y digo como él: “Oh Señor, ¡qué difícil es aceptar tu camino! Vienes a mí, como un niño pequeño e impotente que ha nacido lejos de su hogar. Vives para mí, como un extraño en tu propia tierra
Mas, mi corazón tiembla: de alegría por un lado, y por otro, de una cierta espera sin aparente respuesta. Aquí las palabras de Henri Nouwen, en su libro “Camino a casa”. Cobran vida y tranquilizan mi espíritu, y digo como él: “Oh Señor, ¡qué difícil es aceptar tu camino! Vienes a mí, como un niño pequeño e impotente que ha nacido lejos de su hogar. Vives para mí, como un extraño en tu propia tierra
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